La villa Mar se
vestía de verde: así pintaban los techos, las calles, el tronco de los árboles….
Y la gente de Mar vestía el verde para pasear, solo verde. Y en villa Mar ahora
Lucrecia tenía mil libros; mil libros en la biblioteca de Mar. Lucrecia leía
uno por día, todos los días, de todos los temas. En casa tomaba el desayuno:
manzanas, miel, leche y taza; luego viajaba a la biblioteca, en su bicicleta,
verde su bicicleta. Llevaba su almuerzo en la cartera: pan, manzana, queso y
tomate; pasaba el tiempo y leía, y volvía a casa si era noche. Besaba a su
padre y a su hermana, besaba a su madre también, comía la carne de su cena y
oraba a Dios por su vida, por villa Mar y su familia.
Dormía y soñaba, y por soñar soñaba su vida, y a su
villa, y no la enverdecía, y no se repetía, y se pudrían las manzanas porque
nadie las comía.
Excelente.Un ritmo y una velocidad tan logrados.Leer este cuento es como subirse a una bicleta un día de Primavera.Jovial.Es tan difícil en literatura lograr este clima de frescura y liviandad.Me encantó.
ResponderEliminar