Cinco
palomos en un club nocturno
La noche era fría,
el frío era desgarrante, las chichis estaban desgarrantes, los palomos las sobrevolaban,
la droga corría como Flash, los palomos defecaban, la música sonaba lindo, un
palomo le dijo al otro:
—Dime, Paco, ¿te quieres hacer Testigo de Jehová?
—¿Uno tiene el
foco y diecinueve le dan vueltas?
—¿Por qué no disfrutas de la noche?
—Vale. Pásame un
caramelo.
Una
mujer esquimal se desnuda en Fuerte Apache
Ella proviene de
una cultura en la que las hembras vírgenes se desnudan para que sea evidente
que nunca han sido visitadas por el hombre. En fin, se desnudó frente a quince
personas, que luego la golpearon y la mataron. Pero un joven que caminaba por
ahí la rescató y se la llevó a su casa. Le dio su ropa para que la mujer no
estuviese desnuda y le dio de comer. No hablaban el mismo idioma. Un día, él se
cansó de ella y la asesinó.
Pero tres años
después la fue a buscar a Alaska para pedirle matrimonio. Dos años después
tuvieron un varoncito. Al año se casaron. Un día ella le dijo:
—¿Me amas?
—Sí.
—¿Y por qué no me miras?
—Perdón. ¿Está
bien ahora?
—Gracias.
Tarde
de domingo en el geriátrico
¡Los abuelos
tocaban guitarras eléctricas, usaban chaquetas negras de cuero, conducían motocicletas,
dormían en el pasto, bebían cerveza, levantaban pesas, recitaban padrenuestros,
herían judíos y radicales, orinaban a los ventiladores, tajaban sus abdómenes,
tragaban sus vómitos, torcían sus piernas, cerraban sus ojos, alargaban sus
brazos, entumecían sus miembros, dormían y no despertaban, cantaban tango,
vendían armas, violaban abuelos, traían fideos, rompían huevos, gritaban
“fuego”, y eso!
Culto
satanista
Ellos tienen que
iniciar a un tal Francisco a través de una ceremonia sexual. Primero lo
insultan de arriba abajo, después lo ponen acostado desnudo sobre un altar y se
lo hacen tanto el sumo sacerdote como la sumo sacerdotisa. Porque eso significa
que ya es uno, carnal y espiritualmente, con el Diablo.
El chiste es que
el Diablo no existe. Es un ser imaginario. No tiene ninguna relevancia que
estos satanistas invoquen medio Infierno, se vistan de negro, encuchillen
nenitos, bailen, se les aparezca un personaje grandote, musculoso, peludo y con
cuernos de cabra que habla en tono grave y se ríe cada seis palabras. Eso lo
hacía también el curandero que atendía a mi nona, así que no me vengan con
cuento chino. No hay ni Satán ni maldad ni nada; todo es relativo. El único que
existe es Dios, y Jehová, y Alah, pero de forma misteriosa. Eso puedo
comprobarlo.
Tres
cobayos en una discoteca
Todavía no escribí este artículo. Sepan
disculpar la demora.
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