Esto pasó a mis trece. Créanme si les digo que ya tenía
importantes pelitos en la axila. Ahí fue que estuve con mi primera señorita, se
llamaba Meaghan, era de Canadá.
Con mis viejos y mi hermana habíamos ido a Orlando. Era la época
de Menem, el dólar estaba un peso.
Salimos de casa a principios de enero, yo recién había egresado
del primario. Me acuerdo que mis compañeros me hinchaban con que tenía que
debutar con una yanqui. Lo que pasa es que se habían puesto medio enfermitos;
había dos en el grado que casi todas las semanas venían con una revistita porno
diferente. Decí que éramos vergonzosos, porque si hubiéramos concretado toda la
imaginería de nuestras conversaciones, no hubiera quedado liebre con rabo en la
escuela. ¡Hasta con la maestra estaban alzados algunos!
Bueno, qué sé yo; igual no éramos todos así.... ¡Algunos eran
peores! No, es un chiste; yo y otros más éramos tranquilitos, como que todavía
las neuronas nos llevaban el apunte. Bah, tampoco para exagerar, uno también pensaba
sus cosas....
En séptimo ya tenía algunas amigas. Había una tal Carla con la que
me llevaba bastante bien. Y era medio cariñoso el asunto; o sea, a veces íbamos
del brazo, charlábamos en confianza y demás cuestiones.... Por ahí algún
desubicado nos cargaba, pero no tanto, porque yo era así afectuoso también con las
otras.
Pero con Meaghan fue distinto. La conocí en la pileta del hotel;
yo estaba nadando, mis viejos estaban sentados tomando sol y mi hermana estaba
no sé dónde. Ay..., todavía me viene el recuerdo y se me empuntan los pelos.
Una erupción en el alma me vino cuando la vi, fue tremendo. No lo podía creer,
les juro que nunca me había pasado una cosa así.
Yo no era retraído con las pibas, pero cuando la vi a la gringa
quedé estúpido. Tenía mallita tradicional de color verde esmeralda, una cosa
así. No se dan una idea de lo que eran esos ojos, parecían de ardilla. ¿Vieron
cómo tienen los ojitos las ardillas, que son bien abiertos, grandotes? Bueno,
esta chica era así, pero verdes eran los ojos. El pelo era castaño clarito, lo
tenía medio ondulado, no llegaban a ser rulos.
Trataba de no mirarla, ¿entienden? Era demasiado. Pero sería de
Dios que cada vez que pispeaba, ¡ella me estaba viendo! Después salió de la
pileta y se puso a jugar a un costadito con el hermano. Era un nenito, pónganle
de tres a cinco años.
Bueno, yo tomé coraje y me le arrimé. Va a sonar medio sacado
esto, pero les juro que fue así: ¡¡le di un besito en la cabeza!! ¡Sí, ahí, en
los pelos! Y como no hizo ningún gesto violento ni de sorpresa, me atreví y le
mandé otro besito pero en la frente.... Ahhh, mis amigos, ¡eso fue tocar el
cielo con las manos!
Se quedó mirándome en silencio, ponía cara como de los ositos
cariñosos. Yo estaba para estallar y volar Disneylandia.... Después lo que hizo
fue agarrarme la punta de los dedos con la mano (muy delicadamente) y me dijo,
bien suavecito: Hi! "Hi!", le dije yo.... Y bueno, todo
lo demás es para hacer película.
Pero quiero aclarar una cosa: ¡no tuve relaciones con ella! Sí nos
besamos, pero tranqui, nada de chupón ni transa. Solo por una semana la vi. Yo
diría que fue mi primera novia....
Hasta acá llegó la anécdota. No expliqué más porque el blog
también lo ve mi señora. Jajá, no, es un chiste, no pasó más nada. Lo que sí
rescato como aprendizaje de todo eso es que las cosas en el amor se dan a su
tiempo; para algunos viene antes, en otros se demora, pero lo importante es que
uno no se vuelva loco. Para mí fue una alegría enorme el haber tenido esas
amigas en el primario; y una alegría recontra enorme haber tenido esa aventura
anglosajona. Qué puedo decirles: vivan en paz, dejen volar su imaginación, no
se inhiban ni se exijan demasiado.
Que Dios los acompañe,
Lisandro
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opine sobre nuestros productos