El amor rebalsa en el alma de muchos hombres. No logran
maniatarlo. Necesitan ir como ángeles vagabundos por la vida, buscando alguna
niña en pena para rociarla con su cariño santo. Sufren por cada una de esas
muchachitas que pudiendo ser deseadas y abrazadas, están solas, llenas de
congoja.... Y allí se acercan ellos, hombres valerosos, ignorando potenciales
peligros les extienden su mano rechoncha y velluda, y las encienden de pasiones
libidinosas hasta que toda sombra de dolor las abandone.
Conocí varios de esos hombres; me conmuevo cada vez que escucho
sus historias. Y para la sana instrucción de nuestros queridos seguidores del
blog, Lisandro y yo hemos entrevistado a uno de ellos. Su nombre es José.
Todo héroe se maneja con un plan. Esta chica fue rescatada de esa
secta, y amada locamente, gracias a que José diagramó muy bien cómo habría de
ingresar al grupo, aparentar ser uno de ellos, seducir a la morocha en cuestión
y luego salirse como quien nunca vio ni escuchó nada.
—Dígamé, José,
¿en qué situación se encuentran las chicas de las sectas? ¿Cómo terminan ahí?
—Mirá, Marcos, lo más terrible para estas nenas es que no pueden
comprender lo que es la libertad. Sus mentes les funcionan como maquinitas,
están atiborradas de imposiciones absurdas.
—Disculpen
que me meta, ¿no?, pero lo que usted nos dice me llama la atención; ¿o sea que
tendrían como el cerebro lavado? ¿Obedecen todo lo que se les pide?
—Bueno, yo no sé si todo, pero al menos si en algo se rebelan, la
culpa las carcome, ¿entendés? ¡Y así no puede vivir una adolescente! ¡Es
dañino, tortuoso!
—Totalmente de
acuerdo con usted, José. Pero..., ¿cómo es que van a parar a esos lugares? ¿Solo
están porque las llevan sus padres?
—En muchos casos sí, es por eso que son tan sumisas; porque
mamaron toda esa bosta desde pibitas. Yo lloro de solo pensarlo.... Pero
también tenés a muchas chicas de trece en adelante que solitas nomás entran a
esos grupos, y quizás los padres no van nunca. Es más, algunas van a escondidas
de los padres, porque tal vez en la misma secta les piden discreción.
—¿Y qué cree
usted que las lleva a eso?
—Y bueno, estos grupos te ofrecen cierto afecto, contención, un
sentido de pertenencia, etcétera.... Seguramente ellas no encuentran el soporte
emocional necesario en su familia y amigos, y por eso van a estos lugares que
prometen serles todo oídos y un abrigo en la noche.
—¿Y
cómo llegó usted a meterse con todo esto?
—Mirá, Lisandro, voy a sonar medio Madre Teresa con la respuesta,
pero les soy sincero: fue el dolor lo que me movió. Cuando empecé a enterarme
de estos casos, una soberana indignación me llevó a estudiar qué pasaba en esas
sectas. Me dije "¡esto no puede seguir así! ¡Algo tengo que hacer! ¡Estas
pibas están sufriendo!"
—Qué tremendo....
—Y entonces entró a aflorar todo este amor por ellas. La primera
chica que rescaté se llamaba María Clara, tenía diecisiete añitos. Entré a la
secta, me hice pasar por alguien con serios conflictos que necesitaba ayuda a
toda costa; me aceptaron. Presencié sus rituales por dos meses, más o menos, y
ya para ese entonces me había amigado bastante con Clarita....
—¿Y
qué más pasó?
—La pobre piba tenía el espíritu ahogado; siento que el Señor del
Cielo me envió con ella para desalienarla. ¿Podés creer que tenía temor de amar
a un hombre sin antes llevarlo a matrimonio? Yo no comprendía cómo esos diablos
podían sojuzgarla de esa forma.... Llevó semanas hacerle entender que ella
había nacido para ser amada, para ser besada y cuidada. Cómo una morocha tan
hermosa no conocía la vida en su esplendor....
—¿Y pudo
liberarla?
—¡Sí, claro! ¡No sabés cómo! Costó que accediera, pero una vez que
se soltó, no la paraba nadie; ya me estaba asustando; pero no le puse trabas.
Quería lo mejor para ella, y sabía que esa era la única forma. Después la
persuadí para que dejara esa secta; le hice ver que todas las imposiciones esas
eran absurdas y le coartaban la alegría de vivir.
—¡Qué
hermoso lo que cuenta, José!
—Sí, la verdad es que el haberme abocado a esta causa me ha traído
muchas satisfacciones....
—Dios lo siga
bendiciendo....
Entonces entiendan que esto más que ser un artículo
informativo es un grito de esperanza. Y es una propuesta noble y maravillosa,
dirigida a todos aquellos jóvenes que también han sentido que su amor los excede
y quieren sembrar un poco en esos coranzoncitos que más lo necesitan.... ¡No
están solos, muchachos! José es apenas uno dentro de los muchos que se dedican
a esa tarea.... Yo les paso ahora el mail
y el teléfono de la Asociación Quererte, para que puedan recibir asesoramiento
todos los que estén interesados en sumarse....
¡Por una Argentina libre, mis amigos! ¡Por niñas felices y mentes
abiertas! ¡Viva el amor en la ciudad!
Muchas gracias.
Asociación
Quererte - aquerertevine@yahoo.com.ar
Tel.: (011)
4626-2251 / 2256 / 2272
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Ramiro
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