jueves, 20 de enero de 2011

La nada


—Buenas tardes, Mario.

—Bien.



—¿Sabés sobre esto?

—Un poco.



 —Adelante.




Bien…. Me han dicho que acá sucedían las cosas….
Acá….
Bien.
Un lugar para aislarse del mundo. Y ser uno mismo.

—Es acá adentro, Mario. La habitación.
—¿Puedo?

—Sí.




Dos mesas. Una silla. Un espejo. Un lugar para aislarse del mundo.


—Vas a quedar adentro. Adiós.
—¿Qué hago?
—Adiós.


Las paredes, arriba, abajo, rosa. Todo es rosa. Dos mesas y una silla, sujetas al suelo, y un espejo. Mesas rosas, y la silla.
Me siento —sobre la mesa— y observo. Una figura arriba. Como una boca pero apenas se esboza.
Me paro sobre la silla… ¡y grito!
Salto…. Salto…. Salto…. Salto —y Grito—… y Corro.


Estoy solo.



Miro arriba y una boca. Sus labios. El espíritu de sus labios.
Pero no sé. Si está o no está. O yo lo veo.

¡No estoy solo!
Me siento visto no hay nadie pero no sé. Hay alguien. Cierro los ojos y lo siento.
Es rosa todo lo que veo y yo me siento rosa. Y cuando cierro los ojos siento un alma que me mira y me muestra su boca. Es un alma blanca. Y me olvido del rosa y solo entiendo el blanco del alma —no sé—.
Estoy exhausto. Solo quiero dormir y amanecer lejos. Lejos de todo. Lejos de mí mismo. Quiero ser el alma blanca. Y no sentir el peso.

—¡Listo, Mario!



—¿Qué es esto?



—Esto no es nada.


—¿Qué quieren de mí?




  

    

  

4 comentarios:

  1. lilipalermo@yahoo.com21 de enero de 2011, 0:40

    Muy bueno. Me gustó. No lo entendí. Should I and am dumb? Or should we just be left with the mystery of it?

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  2. I don't know. Just do whatever you want to ;)

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  3. lilipalermo@yahoo.com21 de enero de 2011, 1:03

    Nice advice! ;P

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  4. Concentrado, mínimo. Atmósfera opresiva. Un eremita o un elegido enfrentado a sí mismo para dialogar con el misterio.

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