Querida hija,
Ayer
con tu madre vimos la película. No sé, no sé qué decirte, es difícil para mí.
Es el camino que vos elegiste, y la verdad que por todos estos años lo he
lamentado.
Bien,
no hace falta que sermonee, ya te lo dije miles de veces; pero no sé, es una
espina clavada adentro. Tal vez tu madre y yo no hicimos las cosas bien, quizás
fui demasiado severo. Pero yo quise para vos el camino de la fe, de la Palabra,
que es el mejor camino que pueda seguirse. Y no deseaba que fueras igualita a
mí; no, no soy esa clase de padre; solo quería que honraras a Dios y al
Evangelio, con eso me conformaba.
Te
dije que vi la película. Sí, y no entiendo. ¿Qué es lo que te pasa? Cómo puede
ser que te exhibas así a los besos con cualquier tipo. ¿No te enseñé moral
acaso? El arte es otra cosa, eso que vi era perversión. ¿Sabés la angustia que
me causa ver a mi hija, el tesoro de mi alma, a las cochinadas limpias con un
hombre que ni siquiera es su marido? Además la gente mira eso y se pregunta:
“¿cómo es que el hermano Ortega tiene una hija así?” Pensalo, Claudia, no es tu
vida nada más. Vos con tu actitud rebelde y atea (porque de Dios te olvidaste)
estás defraudando y entristeciendo a mucha gente.
Pero
bueno, yo ya hablé y te hice saber mi parecer (y el de Cristo). Qué bien que me
haría verte volver a la iglesia. Pensá en la parábola del hijo pródigo; acá
nadie te va a rechazar. Los hermanos son maravillosos, y van a recibirte con
todo el amor y la compasión que hacen falta. Yo mismo, hija, no te guardo
rencor. Mis brazos estarán siempre abiertos esperando que vuelvas.
A mí
el cine me gusta, sabelo. No estoy en contra de que hagas películas. Pero
entendé que hay películas y películas. Vos tenés que actuar en lo que agrada a
Dios. Hoy el sistema te vende cualquier basura; nosotros los cristianos no
podemos seguir la misma corriente. No, hay que marcar la diferencia. ¡Qué es
eso de andar mostrando besuqueos, toqueteos y casi hasta fornicación! ¿No podés
actuar en historias que hablen de cosas buenas, de Jesús, que lo que vendan no
sea violencia, ni groserías ni cochinadas? Eso nos haría felices a mí, a tu
madre, a la iglesia y también te haría feliz a vos. Porque ese camino oscuro
que estás siguiendo solo va a traerte desconsuelo y miseria. Decile basta al
diablo. No dejes que destroce la preciosa vida que Dios te dio.
En
fin, no tengo nada más que decirte; acordate de aquel proverbio: Hay caminos
que al hombre le parecen derechos, mas su fin es camino de muerte.
Te ama,
Papá
Leído este texto me cabe la duda si pretendió ser una admonición del padre a su hija o si todo el relato fue escrito en una clave de humor. De todas formas, como esos dos registros titilan en el lector me pareció interesante porque no pude resolver si es un relato serio o en definitiva, una broma en clave seria.
ResponderEliminarBuena, Marquitos, buena, vemos a Claudia y a la pelìcula. Incluso a la mamà de Claudia wringing her hands y con el seño preocupado a travès de este señor (que no me simpatiza)
ResponderEliminar