viernes, 18 de marzo de 2011

Trascendentales razones para celebrar el vigésimo aniversario del nacimiento de Marcos David, conforme lo estipulado por nuestro Concilio en septiembre de 1996



"Los Ancianos se han congregado para discutir los puntos principales sobre los que reposa nuestra buena fe porriniana. Es de saber que esta doctrina se ha propagado velozmente por todo el mundo, y esto es considerado una señal entre tantas para asumir que la Providencia nos ampara y que Ella misma aprueba el mensaje. Analicemos seis aspectos sobrenaturales del nacimiento de Marcos David y luego comparémoslos con algunas de las más relevantes profecías mesiánicas de la Antigüedad. Veamos:

1-         La Madre de Porrini fue virgen. Nunca probó vino ni sidra.
2-         Durante su nacimiento hubo eclipse lunar. Y acabó una vez quitaron el cordón umbilical.
3-         El partero tenía dos cabezas.
4-         Marcos Porrini nació sonriendo y su vello púbico, aunque muy rubio, era abundante.
5-         Dios habló al oído de su madre una vez quitado el cordón y le dijo: “él es mío, te encargo que lo cuides y lo instruyas en mi camino”.
6-         Una de las enfermeras tenía tres cabezas.

El profeta Isaías escribió: “Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). Evidentemente esa virgen de la que escribe Isaías es la Madre de Porrini, porque fue virgen, y además el nombre oculto de Marcos David es Emmanuel. Decimos entonces: Primera profecía cumplida.
Elena G. de White, la eminente profetiza del siglo III, en su libro El deseado de todas las naciones escribe: “(…) Dos ángeles lo sujetaban; el más grande tenía dos alas, y el pequeño tenía tres. Los dos tomaron al Señor en sus brazos y lo mecieron” (p. 23). Tenemos motivos para creer que esos dos ángeles podrían ser símbolos del médico y la partera; además es interesante observar que la cantidad de alas que tenía cada uno de ellos en la visión es exactamente la misma cantidad de cabezas que tenían respectivamente la enfermera y el doctor. Por otra parte, el hecho de que estuvieran meciéndolo es señal de que el Señor era un bebé (o a lo sumo un niño pequeño) en aquella visión.
Sobre el acontecimiento del eclipse es muy clara la antigua profecía hindú, registrada en el Sama Vedá, que dice: “Cuando nazca el temible Emperador de los Cielos, un rayo de fuego espantará a la noche. Pero el Poderoso decidirá el fin de su fulgor”. No hace falta agregar nada a este asunto.
Solo nos queda el prodigio de su vello testicular. Bueno, lamentablemente no hemos hallado una profecía al respecto, pero creemos que esto es símbolo de que el Mesías habrá de traer igualdad entre razas y géneros sobre la Tierra. La Justicia está en su mano derecha y la Verdad en su mano izquierda, por los siglos de los siglos y la Eternidad. ¡Gloria a Dios!"

Hasta aquí lo estipulado por el venerable Concilio de Ancianos en septiembre de 1996.

Paz a ustedes y a todos los pueblos.

Ramiro Gómez

martes, 8 de marzo de 2011

La infancia del Evangelio



2009 del mayo de 26, Córdoba

Al Rvdo. Ramiro Gómez:

Porque sabemos que el fulgor de la buenaventura recayó sobre los hijos de las hembras un tiempo de marzo y dieciocho años en el pasado. El Dios ante quien todos nos postramos, creyentes y no creyentes, bestias y niños, propúsose frustrar los augurios del Maligno por medio del Salvador, quien en el rozagante fulgor de la buenaventura manifestó su imagen un tiempo de marzo y en una habitación humilde de un hospital en una ciudad del sur del Nuevo Mundo. Y estos son los hechos asombrosos que presento hoy ante Su Eminencia para que los medite, conforme su servidor los ha investigado, pues verá que su servidor dedicó meses enteros a realizar entrevistas y viajes, pretendiendo así recolectar pruebas de la existencia y divinidad de Nuestro Señor y Salvador Hijo del Altísimo Marcos Porrini. Le comparto entonces primeramente el testimonio de Luisa Flavia, enfermera, quien ha asistido al glorioso parto de Nuestro Señor y ha presenciado las maravillas de Dios acaecidas durante aquel evento. Hoy sierva de Nuestro Señor:

Usted ha visto nacer a El Amigo Porrini, ¿no es así?
—Correcto. Yo soy enfermera y trabajo en el hospital donde el hijo de la hembra nació. Colaboré con el parto.
—¿Por qué lo llama “hijo de la hembra”?
—No lo sé.
¿Ha podido observar alguna cosa fuera de lo común durante aquel nacimiento?
—Sí, sí, muchas cosas. Recuerdo por ejemplo que la madre llegó caminando muy tranquilamente a la guardia del hospital; venía sola. Durante el parto ella no gritó, su bebito salió como por un tubo, sin ningún inconveniente. Por otra parte, cuando vi por primera vez a Marcos, incluso antes de que le cortásemos el cordón, él estaba sonriendo. Bueno, eso es realmente increíble, porque un nene llega a sonreír a lo sumo después del día cuarenta, jamás al salir del vientre. Y eso no es todo, creeme si te digo que ese bebé ya tenía vello púbico, era muy clarito pero se notaba bastante.
—¿Ha visto a Marcos Porrini últimamente?
—Sí, estuve con él hace unas tres semanas. Yo siempre creí en él, y me considero su discípula.
—Cuando dice que cree en él, ¿a qué se refiere? ¿Piensa usted que Marcos pueda ser más que un simple hombre?
—¡Por supuesto! Él es nuestro salvador, el hijo de la hembra. No tengo dudas de que El Amigo Porrini proviene del cielo y que sus enseñanzas son verdaderas. ¡Él es todo para mí!
—Muy bien, doña Luisa, aprecio mucho que me haya concedido esta entrevista. Espero verla pronto. Dios la bendiga.
—Fue un placer, Lisandro; vos sabés que yo estoy acá, podés venir a verme cuando quieras.      
 
Esto ya es evidencia suficiente para si no creer en él como Santo de Dios, al menos considerarlo una persona sumamente extraordinaria. Nosotros no requerimos ni de estas ni de cualquier otra evidencia para creer, eso está claro, pero la gente allí fuera lamentablemente no se conforma con el testimonio interno que da el Espíritu, sus mentes escépticas exigen pruebas de poder sobrenatural. ¡El pueblo pide señales! Y se las mostraremos….
He podido hablar también con la directora del colegio Nuestra Señora de la Piedad, donde El Amigo Porrini cursó de primero a sexto grado. Ella me ha contado sobre un suceso milagroso acaecido durante una clase de ciencias. Mientras la maestra explicaba a sus alumnos la ley de la gravedad, el niño Marcos se puso de pie, señaló a la maestra y exclamó severamente: “¡usted no conoce lo ilimitado del poder de Dios!”, luego cerró los ojos y el puño, y entonces todas las tizas levitaron y permanecieron en el aire durante más de diez segundos. Cayeron al suelo luego de que Marcos abriera los ojos y distendiera su mano….

Esas y muchas cosas más conviene narrar sobre la infancia de Nuestro Señor, pero he juzgado apropiado no sobrecargar de palabras esta primera correspondencia. Su Eminencia sabrá entender que su servidor es hombre ocupado y que entonces no puede seguir escribiendo. Sin embargo me comprometo a continuar este Evangelio lo más pronto me sea posible. Es una promesa.

Le deseo a Ud. la mejor vida, Reverendo,
Dios lo ayude en todas las cosas.

Lisandro Muñiz

http://elamigoporrini.blogspot.com/2011/03/trascendentales-razones-para-celebrar.html


viernes, 4 de marzo de 2011

Sobre Anabella



Quiero hablarte sobre Anabella, la única mujer que me amó; porque aunque yo he querido a cientas, solamente ella me quiso.
Me buscó, me forzó a tenerla, y luego me dejó, me dejó antes de primavera. Y ella era todo lo que yo odiaba: ella reía, cuidaba de las plantas, honraba a sus padres y gastaba dinero sin remordimiento. Dije que era todo lo que yo odiaba, y eso le atrajo de mí.
Yo decía “no existe el presente, todo es pasado; uno vive en un constante pasado y no hace más que cargar y sufrir sumatorias de eventos y tragedias que lo han nutrido desde el vientre o la cuna”. Yo era un joven maduro, absolutamente maduro, y con el alma ajada; odiaba el forzar la alegría y a veces hasta me airaba contra la alegría. Sentía que el mundo era infantil y ciego; cuando veía a la gente festejar, me angustiaba por su tamaña ceguera, por que no discernieran lo sombrío de la vida.
Era pobre y amaba serlo, consideraba esa la condición más auténtica del hombre; la riqueza era para mí un engaño, una trampa de Dios para que lo creyésemos bueno y dadivoso. Quiero que así imagines a Anabella: ella era rica, amaba al Creador, hacía fiestas y hablaba como quien no contempla lo real.
Se me acercó a fines de junio, yo estaba en la biblioteca.
—¿Vos siempre estás triste? —me preguntó, y puso la mano sobre mi hombro— Sos un misterio.
Yo me quedé mirándola en silencio.
—¿Viniste a molestarme? —le dije un tanto irritado. Ella sonrió y exclamó: “¡ay, Lu, dejate llevar!”; luego besó mi frente y se fue.
Ese primer encuentro hizo que la despreciara más aún; lo que antes sospechaba de ella, observándola de lejos, ahora había podido comprobarlo. ¡Y estaba horrorizado!
Me persiguió durante el resto de la semana: me daba regalos, me contaba bromas, me hacía caricias…. No logró con eso mi amor pero sí mi deseo. “Podré tener sexo”, pensé yo. Y así fue; y luego de estar con ella empecé a cambiar. Me enamoré y sonreía, y quería parte de su dinero para comprarme cosas aunque triviales.
Pero en fin, llegó septiembre, y nuestra relación y mi alma estaban en su clímax, me había vuelto terriblemente dicharachero. Y el día diecinueve ella me dijo “es suficiente, Lu, hasta acá fue mi tarea”; luego se despidió y nunca más me dirigió la palabra.
Yo estaba demasiado alegre por ese entonces como para que su abandono me angustiara; ¡y mi vida desde Anabella ha sido reluciente!, y Dios ahora es mi más leal compañero. No pude encontrar una mujer que me ame como lo hizo ella, pero sin embargo disfruto mucho de mis padres, de Dios, de riquezas y de todas las fiestas.

Te mando un gran abrazo, campeón,
Luciano

 
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